"Lleva a un hombre ciego a Lycia e inmediatamente el olor del aire le dirá donde se encuentra. El perfume acre de la lavanda, el aroma picante de la menta y el tomillo silvestre, se lo dirán."

Cevat Şakir, Halikarnas Balıkçısı (El pescador de Halikarnas)


viernes, 10 de junio de 2011

Día 9: De Bezirgan a Gökçeören






Más fotos de estos días seguir el enlace en facebook: http://www.facebook.com/media/set/?set=a.2131175759343.128229.1244465731&l=7378c1a2db
Me levanté con el muazir de las 5. Una de las mezquitas de Bezirgan está a las espaldas del café Dervish donde dormí. Me dormí tarde porque los hombres hablaban de política en voz alta. El próximo fin de semana hay elecciones en Turquía y hay debate. Más de uno en el grupo de discusión era socialista ya que se alegraron de ver mi remera del Che y me pasaron unas ochenta veces una canción turca antiimperialista que dice “amerika gatil, gatil” –o katil- amerika mata, y según me explicó el Sr Dervish, se refiere a Iraq.
Hoy fue la primera vez, que a pesar de haber realizado una caminata larga, no me perdí. No sé cuántos kilómetros fueron porque al salir de Saribelen a 7 km de Bezirgan, el cartel marcaba: 7 km Saribelen, 13 km Gökçeören, pero al rato de haber caminado un trecho de más de media hora, aunque a paso de tortuga, el letrero ponía: 1 km Saribelen, y otra vez 13 km Gökçeören. Como mi destino era Gökçeören sentí que no había caminado un pito.
Arranqué con la fresca. No desayuné porque el Dervish abría el café a las 8 y el sol está matador, recalcitrante, así que después del muazir de las 5, acomodé las cosas adentro de la carpa, hacía fresco y daba fiaca, pero salí de la bolsa, doblé todo, me lavé la cara, un vaso de agua y a la ruta!
La ruta es LARGA y es variada, pero cada variante dura un rato largo. Por ejemplo, subiendo de Bezirgan hacia la carretera que conecta con Saribelen, es un sendero entre piedras flojas que sube vertical una ladera. Esto para empezar después de haber caminado 1 km de una mezquita a la otra de Bezirgan, que es donde inicia la ruta. Cruzando el pueblo de punta a punta me di cuenta que son más de diez de casas, y quizás, más de veinte, hecho que pude corroborar al subir la ladera.
El sendero a Saribelen, sube y baja a una margen y otra de la carretera y se cruza con esta unas tres veces. Después se cruza parte del pueblito de Saribelen hasta donde inicia el tramo a Gökçeören. El paisaje es cambiante. De a ratos son senderos angostos entre arbustos espinosos y un olor dulzón a retamas amarillas que visten los lados. Hay flores duras, rojas y violetas. Algunas rosadas parecen hortensias acorazadas, resistiendo ese calor con sus pies clavados en la roca.
Después hay zonas de pinares altísimos, con la fragancia típica y la alfombra suave de pinochas que es un bálsamo para los pies tratando de acertar entre piedra y piedra. Gracias a los pinos y las mullidas pinochas. Después el camino es una ruta de tierra agreste, ancha, que corre paralela al mar, sin un solo árbol. El paisaje es maravilloso, pero las horas pasaban y es camino no terminaba de dar vueltas. Ya me había tomados unos tres litros de agua, en menos de tres horas. Una sola alma pastoreaba un rebaño de cabras. Su var mi? Le pregunte, que significa, hay agua? VAR. A pocos metros había un pozo tapado con unas tablas. Colgado de un árbol, al lado, el balde con la soguita. El agua era tan fresca! Bebí y llené mis ánforas. Hice una parada de descanso ahí. Hice varias más después porque el solazo apretaba.
Iba leyendo las indicaciones del libro, para saber qué vendría después, y lo que decía el libro todo bien, pero el tema es que si anunciaba rocas modeladas por el viento, con formas redondeadas y planas, con agujeros, había cientos de esas y las cruzaba, y subía y bajaba, y había más, y más y más atrás. Después decía que había que cruzar campos sembrados y ahora son trigales, pero no eran uno o dos campos, eran cincuenta, cien!
Salí a las 7 de la mañana y llegué a las 4 de la tarde. Soy lenteja y la mochila es pesada, y yo me siento muchas veces, fueron 9 horas.
En una parada, entre el pozo y los campos de trigo, se pasa por una casita de piedra, la casita del Sr Husseyin, paré a saludar, me dieron más agua y aray, ese yugur tan fresco y suave que hacen acá. Divinos. Querían que me quede a comer, pero yo después de un té preferí seguir porque no sabía cuánto me faltaba para llegar, la familia de Husseyin me dijo entre 2 y 3 horas, y yo pensé, tratándose de mí, serán 4. Pero no, fueron 3, ya le había agarrado el tranco y en ese tranco, en una nueva sentada a la sombrita de un árbol, apareció una pareja: Otro Husseyin y su esposa Aise, a los que el Husseyin de la casita de piedra les había hablado por teléfono para avisarles que extranjera cargada con mochila pesada iba en camino Likya Yolu. Ellos tienen una pensiyo, así que salieron a buscarme.
Llegaron en una moto hasta donde se puede y después caminaron. Yo sentadita ahí y ellos aparecieron, se presentaron, y salimos. Cargaron mi mochila en la moto y yo seguí la ruta fresquita como una lechuga.
La pansiyon de Husseyin Yalmiz es una edificación nueva. Son cuatro habitaciones, con muchas camas, colchones nuevos, balcón, ducha caliente. Ya me bañé. Ayer, en el café Dervish no había sido posible, así que el Che y yo no nos mirábamos ni nos soportábamos el uno al otro.
La pansiyon incluye también cena y desayuno y cuesta 40 liras.
Hoy tampoco crucé otros caminantes.
El plan para mañana es que Hussein me lleve la mochila a Kas, si es que arreglo con algún sitio para quedarme allá y caminar Çukurbag y Kas en un solo día. De cualquier manera, no puedo hacer la bajada a Kas con la mochila porque es precipicio de acantilado, de cabeza al mar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario