"Lleva a un hombre ciego a Lycia e inmediatamente el olor del aire le dirá donde se encuentra. El perfume acre de la lavanda, el aroma picante de la menta y el tomillo silvestre, se lo dirán."

Cevat Şakir, Halikarnas Balıkçısı (El pescador de Halikarnas)


viernes, 24 de junio de 2011

Día 25: Puente Romano-Gedelme














Recordemos que antes de llegar a Gedelme, un auto me trajo hasta la pensión y no caminé este trecho de camino ya que preferí dejar los bártulos y hacerlo sin mochila. Vino bien. Fue una buena idea porque en el camino, deslavado en varios tramos largos, hay que cruzar unas cuantas veces el río principal y algunos de sus afluentes. Calculo que las botas me las saqué y me las volví a poner unas diez veces. Otras veces fue posible cruzar con calzado a través de las piedras grandes que hay en medio del río. Por otro lado, el cauce debe ser mayor en plena primavera, cuando comienza el deshielo, pero en este tiempo, entrado ya el verano, el agua baja rápido y ya no hay tanta.
Los lugares complicados de este sendero son los que han sido invadidos por las piedras de derrumbes, del deslave. Se ve que desde las laderas de las montañas que hacen cajón al río, han habido derrumbes importantes y en muchos, muchos lugares, el sendero desaparece bajo las piedras o bajo algunos árboles caídos.
Siguiendo el mapa, veía que debía continuar bordeando el río principal, y aunque en tramos muy largos, digamos media hora, o más, no veía ninguna señal de que era el camino correcto, seguía el curso del río. Un poco confundida y bastante cansada, pero llegué.
Empecé el recorrido a las 7 de la mañana y llegué al hotel de regreso casi a las 4 de la tarde. Aclaro que lo hice por partida doble, ida y vuelta.
Hay varios senderos muy claros, entre pinares, caminitos de piedra, para variar. Y en algunas partes sube hasta caminos más anchos por donde me cruzaron algunos jeeps y aunque me hacían señas para llevarme, especialmente hoy, a pesar de que por ahí no había sombra y el sol me calaba el turbante, preferí caminar.
Tenía mucho de que hablar con los árboles. Y ellos me escucharon. Lo sentí en la piel. Escalofríos en medio del calor.
La verdad que fue un lindo día. A pesar de haber empezado triste luego de enterarme anoche que demolieron los hogares de Al Hadidiya en el Valle del Jordán, tercera comunidad beduina demolida en menos de una semana. En Al Hadidiya vive Abu Seqer, amigo de todos, amigo mío. Emblemático, respetado. Salí con un dolor tan grande que no me cabía en el cuerpo. Me preguntaba, cómo hace el cuerpo para meter todo esto que siento ganas de llorar en alguna parte. Volví mejor. Sé que algo bueno va a suceder.
Volviendo al camino. La Ruta Lycia es lo que está en juego en este blog. Y ya me queda poco. Mañana es el último día. Ya llego a Antalya. Casi. Inshallah.
Decía que el sendero se cruza brevemente con la carretera. En un tramo cerca del puente Romano.
Bajo el Puente Romano hay una casa de té, un restaurante de madera, muy simpático. Me tomé un çay de llegada y descansé un ratito antes de encarar la vuelta.
Este camino, Gedelme-Puente Romano o viceversa, coincide con el que va a Göynük Yaylasi -el que caminé ayer- hasta un punto donde hay un tanque de agua, un reservorio, ante posibles casos de incendio. Me gusta que cuiden al bosque.
Desde algunos puntos del camino, altos, se ve el mar, los pueblitos de Çamyuva y Kiris. Desde el río encajonado se aprecian las montañas que vistas desde abajo parecen aún más altas.
Los colores del agua cambian de un recodo a otro y eso, más las flores, las adelfas, y las mariposas, es mágico. Hay manchones de agua verde, otros blancos llenos de espuma y cascaditas rabiosas, otros se ven rosas según las sombras de las piedras. Los colores del agua entre las piedras, dan gusto, y me alegro mucho de haber tenido que mojarme los pies tantas veces. Fue un placer cada vez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario