"Lleva a un hombre ciego a Lycia e inmediatamente el olor del aire le dirá donde se encuentra. El perfume acre de la lavanda, el aroma picante de la menta y el tomillo silvestre, se lo dirán."

Cevat Şakir, Halikarnas Balıkçısı (El pescador de Halikarnas)


miércoles, 1 de junio de 2011

Día 2: Faralya-Kavak






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Se me hizo rapidísima la ruta del día de hoy. Lo más denso fue la llegada, la bajada hasta la playa de Kavak.
Para empezar apoyé los pies en la tierras afuera de la carpa esperando que me doliera algo y no me duele nada, es más, en la vida normal, cuando me levanto y apoyo los pies, algo me duele y hoy, después de haber caminado ayer más de 7 horas con casi 15 kilos en la espalda, no me duele nada. Mejor. Joya. El desayuno en el camping George house de quien se llama Hasan, fue suculento, variado y muy rico; me serví dos veces yugurrr con miel, además un pan casero delicioso, mermelada también casera de fresas igual, riquísima, todo casero, la manteca, el queso, aceitunas, un espectáculo. Arranqué bien alimentada, contenta y optimista.
El camino que lleva de Faralya hacia Kavak, en un incio no es claro. Justo pasó un hombre y le pregunté y él me señaló la entrada de un sendero sospechoso pero sin marca alguna. Lo tomé, y al cabo de unos metros empezaron a aparecer las señales. El sendero era nada más que eso, un sendero diminuto entre la arboleda preciosa, sendero que subía y subía y se iba tornando hacia la izquierda, de a ratos se veía el mar, la villa de Faralya con sus contadas casitas, y de a ratos el mar quedaba oculto entre el bosque y la ladera. Al cabo de un rato, no sé cuánto porque no llevo reloj, pero un rato, sería un poco más de una hora, encontré una cisterna con agua fresca y muy sabrosa y el camino se abrió en un descampado donde pastoreaban ovejas. Luego el camino se hizo ancho, como camino de tractor y después de andar por este camino ancho como otra hora más, subiendo un poco de vez en cuando, un nuevo senderito de mula, angosto y lleno de piedras empezó a bajar y a bajar.
Antes de esta bajada hubo un pequeño recorrido de escalada entre piedras grandes. Las señales marcaban las piedras más adecuadas y la dirección correcta para trepar. La mochila pesa, pero no me tiró pa’tras, porque yo estoy juertecita.
Bajando y bajando en dirección al mar, hay partes un poco enrevesadas entre pinchochas, de pinos, claro, y pinos. Y después se llega a Kabak. Ahí me senté porque como todos saben cuando yo me tengo que sentar, me siento, y estaba yo sentada cuando apareció una señora turca, muy simpática y nos saludamos y nos presentamos en turco y me invitó a su casa a tomarme un meyve suyu, que es un jugo de frutas. Allí conocí a su marido Mehmet. Querían que me quede a dormir en su casa. Pero les expliqué que venía al camping que está sobre la playa, a unos cinco minutos de la mera merita costa.
Acampé en el Sultan Camp. Averigüé en otros. Todos cuestan 30 liras y este es el que más me gustó. Incluye cena y desayuno, wifi y pileta pequeña, pero para qué, si ahí abajo está el MAR. Espero que el alimento sea nutritivo, como el de George House que todo estuvo de lujo.
Kabak sobre la playa es un lugar de cabañitas, casi no hay pueblo, el pueblo está arriba de la montaña, donde conocí a esta señora, Hauana, y a su esposo Mehmet, después, bajando a la playa, es un lugar de recogimiento. Todos los campings y cabañas tienen la onda natural, espiritual, yoga y meditación.
Lo más pesado del camino de hoy fue bajar desde el pueblo de arriba en Kabak, hasta la playa, quizás porque hacía calor, pero también porque los estableciemientos de abajo han pintado todas las piedras con las marcas rojas y blancas que identifican a la Ruta Lycia para que los clientes lleguen a sus alojamientos, y la verdad me jode, porque no sabía para dónde agarrar. Buscaba el Turan Camp porque lo había visto en internet, pero me quedé en el Sultan que mencionan en el libro de Kate Clow, porque me resultó mejor y a igual precio. El dueño se llama Murat.
Nota descolorida, pasen y vean en el link de facebook el culo emparchado, aguante el bolsillo!

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